lunes, 17 de octubre de 2011

Tres de 3; SCLC Chiapas




Habiendo concluido las expos en Norte y Centro tocaba ir hacia el sur, las tierras verdes de Chiapas. Para este momento la maleta ya llevaba recorridos casi 12, 000 kilómetros, las mismas 13 piezas completitas y 3 calcomanías con la leyenda de “Frágil”.

Nuestra cita era en San Cristóbal de las Casas, capital cultural de Chiapas. Rodeado de montañas y colores nos esperaba el Museo del Ámbar para montar la tercera y última de las exposiciones. Este espacio cuenta con una infraestructura e instalaciones increíbles, además un personal que trabaja de manera sumamente comprometida y metió las manos para llevar a cabo el montaje más rápido en la historia de la maleta; hora y media y todo en su lugar.

Antes de llegar ahí la idea de lo ajeno que podría ser este contexto para una exposición de arte contemporáneo emergente, ya se me había olvidado, la respuesta en Monterrey y DF fue tan encajada que no me había replanteado esto para Chiapas, sin embargo en cuanto comenzaron a salir las piezas de la maleta pude notar la extrañeza del personal del museo, y entonces la idea volvió y el pánico empezó cuando la fotografía de Male Chahin asomo “su cuerpo desnudo” entre las risas de las chicas del museo, mientras el video de John Aguasaco “corria” a la gente de la sala y la Directora bromeaba diciendo “Te van a excomulgar después de esto!” y yo solo pensaba en la misa que se ofrecía mientras tanto en la catedral de al lado.

San Cristóbal si bien es esta capital cultural se ha encargado siempre de ofrecer una amplia variedad de arte referente a la historia, pintura, fotografías o artesanías, pero nunca antes había albergado una exposición de arte contemporáneo compuesta de instalaciones, video, arte sonoro o piezas interactivas.

La difusión de la exposición en este caso fue mucho más amplia y consistente que en otros lados, como todo museo, se enviaron invitaciones personales, se realizo una entrevista para prensa, otra más en el radio, y se difundieron flyers y posters por la ciudad.

Llevar a cabo la exposición en este museo fue complementar el proyecto con diversos públicos y espacios, si bien habíamos abarcado la parte alternativa en “No automático” y la privada en la galería “Lakka” este perteneció a la parte institucional, además de albergar un público muy distinto que me interesaba para la interacción del proyecto en México.

Mi teoría inicial comenzó a hacerse realidad en cuanto llego el momento de la inauguración y el lobby del museo se llenaba de gente en su mayoría adulta, que frecuentaban el museo para ver exposiciones de ámbar o de pintura en todo caso, público que denotaba curiosidad y confianza entre ellos, un público hasta ese momento local y por ende muy ajeno al arte contemporáneo.

Entre risas el Director del Museo se me acerco a pedirme que previamente diera una explicación del proyecto para todos ellos, ya que entrar y ver de “sopetón” las cosas sin tener un historial de cómo funcionan los nuevos medios en el arte sería muy complejo de entender, estoy hablando de gente de entre 60 y 80 años que se han mantenido al margen de la cultura contemporánea, pero muy cercana a la cultura en sí.

De principio me negaba a explicar todo pero a su vez entendía las razones de tener que hacerlo, pensaba en cuan ajeno a veces resulta el arte hasta para los mismos artistas, está lleno de tautologías, auto referencias y cosas que entre nosotros mismos a veces cuesta entender, ver exposiciones hoy día con una hoja de sala que nos explique previamente es imprescindible, tener cedulas con textos enormes que nos hablen de las piezas más que la misma también nos sucede…

Dimos un recorrido breve entre las piezas, fui contándoles como emergió el proyecto, quienes lo componían, y dándoles alguna idea de cómo se había producido tal o cual pieza, preguntaban, reían, observaban, tocaban, leían, el ambiente poco a poco se lleno de mas asistentes jóvenes, gente de mediana edad, familias, adolescentes, de todo un poco, el público se fue uniendo al recorrido y en cuanto terminó ya estaban por todos lados “interfiriendo” en la exposición, escuchando la pieza sonora de “Remote Project”, tomando los libros de Nuria Inés o Marcela Jordá y leyéndoselos al otro, armando el rompecabezas de Gloria Escala, dinamizando…

Esta fue de las 3 la exposición más participativa y dinámica, la gente no dejaba de acercarse a preguntarme sobre algunas piezas, a comentarme lo que había visto en ellas, entre el público converse con algunos artistas que se encontraban haciendo residencias por la ciudad y se habían enterado de la exposición, había muchos agentes culturales en ella, periodistas, actores, escritores, artistas, y demás, entre ellos estaba Rachel Kay quien lleva un Blog sobre eventos culturales en Latinoamérica y quien hizo una reseña después de una larga conversación sobre el proyecto y sobre la cultura latinoamericana.

Sin ser una ciudad que alardea y sin saber que ahí se encontraría la exposición con esto, teníamos el público más variado y generador… las piezas se transformaban mientras la gente interactuaba con ellas, encontraban sentidos en las cosas, y observaban con un detalle que no he visto en otro lado… pensaba en la enorme diferencia entre las grandes ciudades donde todo pasa y nada se queda y en este pequeño espacio donde llegan menos cosas, pero todas se quedan…




















Dos de 3; DFctuoso





Después de un rápido desmontaje en Monterrey, tocaba empacar de nuevo y hacer el segundo traslado, volar con la maleta 900 km más hacia el centro de México; precisamente al DF.

Y cuando digo centro no solo me refiero a lo literal de estar ubicado en el centro del mapa, sino a todo lo que engloba ser el centro de un país. DF funge como receptor de todo lo que va a México, espectáculos, conciertos, productos, trabajo, gente y por su puesto el arte. Vivimos bajo condiciones centralizadas desde hace mucho tiempo, y encima de lo centralizado DF se ha vuelto el punto clave para el Arte contemporáneo en nuestro país, por lo cual llegar ahí con la exposición era bastante importante.

La segunda presentación de “Mientras quepa en la Maleta” tuvo lugar en “Lakka studio art” ubicado en una de las zonas comerciales más importantes de la ciudad, este espacio es un estudio-galería que funciona tanto como lugar de trabajo como para mostrar de lo que ahí mismo se produce.

Lakka está dirigido a un público más especifico, un poco más adulto y convencional, insertado en otro circulo del arte que va enfocado a la compra-venta de piezas, más interesado en el evento social de lo que implica una exposición. Comparado con lo que paso en Monterrey el publico denotaba preocupaciones más generales del proyecto en sí, pero no por ello menos positivas, la recepción de las piezas fue con un toque más de extrañeza, y no hubo muchos cuestionamientos sobre especificaciones de la obra, digamos que fue un público más receptor hacia la obra, pero menos “emisor”.

El hecho de que DF tenga eventos culturales y este lleno diariamente de exposiciones por todos lados ha habituado al publico a ver cosas, habituado en el sentido de acostumbrar, y por ende se tiene menos capacidad de sorpresa, se observan tantas cosas que el ojo pareciera ya domado por una indiferencia “del tanto” que es difícil romper cuando ya se tiene un ritmo.


La exposición permaneció durante 72 horas, lo cual era poco tiempo, pero iba acorde a la naturaleza del proyecto de ir de un lado a otro rápidamente, la itinerancia no daba lugar a la permanencia, lo cual volvía el trayecto un acto casi perfomativo de llegar, desesmpacar, mostrar, volver a empacar y ahí va de nuevo…


Agradecimientos especiales a “Lakka” Studio Art, Jessica López (La negra), y Lizeth García.











martes, 11 de octubre de 2011

La primera de 3



“Mientras quepa en la Maleta” comenzó su serie de exposiciones en Monterrey dentro de las instalaciones del “No Automático”, un espacio alternativo pero con bastante solidez en el arte contemporáneo regiomontano.

La curaduría y montaje estuvieron a cargo de Daniel Puga, Adriana Chavarría, y yo. Nos llevo 4 o 5 días distribuir la obra y realizar el montaje de las 13 piezas, procurando adaptar cada una de ellas al espacio habitacional que emana la estructura de esta casa antigua.

Para la difusión del evento se utilizaron invitaciones impresas (distribuidas previamente) y redes sociales, el diseño de los elementos gráficos de la exposición (invitaciones, cedulas y hoja de sala) estuvieron a cargo de Jorge Luna.

Previamente también se realizo una entrevista en prensa con la revista “Posdata” realizada por Violetta Ruiz, donde se explico el origen del proyecto, la forma en que se desarrollo, algunas piezas de los artistas y lo que deviene de esta serie de exposiciones.

“No automático” tiene una característica “nómada” que lo hace cambiar constantemente de sede, pero siempre ha mantenido a su fiel público, compuesto en su mayoría de jóvenes interesados por el arte y la cultura que mantienen una interacción habitual dentro del campo de las artes. Esta vez no fue la excepción, el público habitual y otros que se sumaron recibieron la expo de manera bastante positiva.

En un inicio la tarea de llevar obra de artistas extranjeros que nunca habían estado en México me genero la idea que podría estar un poco “descontextualizado” y esto podría producir nuevas reflexiones en torno a la obra y sus procesos. Las piezas habían sido generadas bajo contextos muy específicos, sin embargo ahí, en medio de la sala de exposición, descubrí que esto (al menos en Monterrey) no se leía como ajeno, parecía estar ya insertado dentro del tipo de obra que se genera actualmente entre artistas emergentes de la localidad.

Entre los asistentes había productores que se me acercaban a hablar sobre obras en específico que les parecían interesantes o elementos particulares que estaban relacionadas a lo que ellos venían produciendo. Me preguntaban sobre la obra, los procesos, los artistas o como contactarlos. Este dialogo ya no era meramente visual entre obra-espectador, se convirtió en un dialogo entre artistas, o incluso un dialogo entre obras, obras de “allá” y de “acá”.